Mami tenía 18 años cuando fue a visitar a sus primos a Ciudad del Maiz. Allí conoció a Laura y se hicieron muy buenas amigas y se quisieron mucho.
Ambas crecieron, se casaron y la vida las llevó al camino del exilio. Exilio es mejor decir que emigrado porque no se es libre de ir y venir a donde uno quiere. Lo triste es que Dios nunca puso fronteras y el hombre de insolente se encargó de hacerlo para hacernos mucho daño.
Mami al fin se reencontró con su prima del alma y con otros miembros de la familia que por once años dejaron de verse. Tuvimos que volar a Dallas, Texas para hacerlo. Hacia frio en ese lugar, mucho mas del acostubrado por nosotros. Mami se abrigó para que tuvieras calorcito en la pancita.
Fuimos a buscarla al trabajo donde labora por la izquierda bajo otro nombre. Asi debe ser para ganarse el sustento cuando se es indocumentado. Cuando salió se abrazaron por mucho tiempo y lloraron cada una en los hombros de la otra. Uno se da cuenta entonces que está tan lejos la cercanía de una frontera.
Laura y su esposo Agustín han hecho una familia de este lado. Alexis y Luis acompañan sus vidas y sus recuerdos distantes del México que dejaron atrás. Se han sacrificado y Dios los tienen que bendecir en cualquier momento.
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