Hace más de 30 años yo era un niño que buscaba en la imaginación las únicas respuestas de mi vida. Mi casa solo tenía la riqueza de un patio y un jardín enormes.
Allí construí mi mundo. Allí nadaba un delfín en un estanque azul. Allí pastaba tranquilo un elefante que me saludaba con la trompita.
Al lado, un muro dispar asemejaba una vieja locomotora que me paseaba por los verdes campos, mientras me decían adios las vaquitas y los puerquitos.
En mi cama, un salvavidas hacia de volante de un vehículo y el roido reloj despertador era el cuentamillas de la velocidad. Yo me ponía la gorra de mi padre y unas veces era un excelente chofer de bus que llevaba seguro a los pasajeros. Otras, en vez de bus manejaba un truck enorme por las carreteras de mi pais.
Mas de 30 años después el truck se hizo realidad. Papá ya no es periodista, ni sale por la TV como en sus días de gloria.
Hoy maneja un Truck por las calles de una tierra que no es la suya. Es feliz porque fue un sueño cumplido, porque ve el mundo correr ante sus ojos, porque permite, a final de cuentas, un lugar cálido para cuando nazcas.
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