Ha sido un sábado triste. No hubo sol y si mucha lluvia.
Los días asi me recuerdan mi niñez porque en aquel entonces Dios enviaba a mi ciudad mucha lluvia y durante varios dias. Tu abuela Estela no me dejaba mojarme y entonces debia permanecer en casa mirando el agua caer sobre las plantas y corriendo sobre el pavimento.
Cuando era niño los días así pasaron sin saberlo. Hoy, mientras espero tu llegada, mamá, doña Nela y yo salimos temprano a comprar tu ropero. Me costó mucho armarlo pero al fin quedó listo. Mamá está entusiasmada arreglando tus ropitas y yo soy feliz.
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